Filosofando...

 



Siento que la vida es una marea donde tiene un vaivén tan inesperado, que si, que la marea depende de la luna, de las aguas frías o cálidas y así, depende de como llega a la orilla. Fuerte, enfadada o tranquila y calmada.

Igual que tú y que yo.

Un cielo espumoso de nubes posa encima de mí y no hay en mis entrañas señales de volar, como esa mariposa que tengo tatuada, que está quieta e inmóvil en mi piel, ahora, para siempre. ¿Volar? hacia donde, para qué, porqué... 

Supongo, que para huir del ruido y de todo entorno cercano, que sin quererlo, nos aleja más de nosotros mismos.

Encontrar un silencio pausado, donde saber reconocer tus pensamientos y tus limites en cada decisión, donde uno de ellos se vuelve revelador y hasta un factor decisivo para ti, que se vuelca tan auténtico y se impregna en tu ser como un don. Eso, que antes ciego/a no podías mirar.

Y no, no te digo que vayas a coger un avión a Bali para esto, (o si puedes y quieres hazlo oye), voy más allá, es lograr encontrar esa ausencia de caos que nos rodea a menudo. 

Me refiero al ruido de dentro, el de las exigencias hacia nosotros mismos, la culpa de por que no hago esto si hoy libro, no voy a comer esto por que me hace daño... etcétera. Y así con una lista extensa de lo que tú quieras. Ese ruido que no se ve, que tapas con una sonrisa a los demás pero que con una mirada en el espejo, tú lo notas. 

Cuando viajas, todo eso se disipa porque te invade todo lo nuevo y ese "ruido" se va a un segundo plano y sientes como la dopamina sube. Pero más tarde, la monotonía vuelve, quizás menos intensa, entonces entiendes que tienes que callar ese ruido en el día a día, para sentir la dopamina venciéndola otra vez. 

Vivimos con tantas ideas y tanto ruido social que las volvemos personales.

 Mejor vivamos siendo conscientes de todo el hoy y el ahora (con todo lo que implica como playa, ciudad, montaña, trabajo, besos, tristeza, alegría, enfados...) El recuerdo será nostalgia en nuestra memoria. 

Creo que hoy he dilatado de más el tema, he filosofado más de la cuenta. Al fin y al cabo hay que viajar ya que es enriquecedor pero también entendernos y saber en qué momentos hacerlo. Si es para escapar de otros, de ti, o simplemente para sentirse vivo.


Hasta la próxima...


 

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